Pesca desde rompientes y espigones

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Pescar desde escolleras y espigones

Las escolleras, espigones y rompientes son centro de reunión de diferentes especies, que aprovechan estas estructuras artificiales para encontrar alimento y cobijo. Sargos, mojarras, salpas y doradas, se arremolinan entre las rocas, las herreras patrullan en las bases de las rocas donde empieza el banco de arena, los mújoles deambulan de un lado para otro en pequeños bancos y los depredadores como la lubina esperan apostados para atrapar al primero que se despiste.

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Todos tenemos nuestra particular forma de entender la pesca y sus modalidades, con esto quiero decir que cada uno tenemos nuestro truquillo para conseguir los mejores resultados.

Yo también tengo mi sistema particular que quiero compartir con vosotros. No voy a entrar en si es el mejor o peor, pero a mí hace años que me da unos resultados sorprendentes y lo más curioso es que pesco de día, por la mañana, entre los meses de mayo a octubre. Esto quiere decir que podemos ir con la familia a pasar un día de baño y poder pescar un rato. Dividiré este articulo en varias partes bien diferenciadas que os ayudarán a conocer este sistema de pesca que practico.

  • La elección del lugar.
  • Que indicios nos ayudaran a elegir el mejor puesto de pesca.
  • El equipo.
  • Veremos cuales son los mejores equipos para este tipo de pesca.
  • El cebo.
  • Aprenderemos de una manera práctica y sencilla a confeccionar una masilla.
  • La técnica de pesca.
  • Cómo pescar y los truquillos más eficaces.

Elección del lugar

Buscaremos siempre la parte expuesta a mar abierto, pues las olas al batir contra las rocas arrancan los pequeños organismos, algas y moluscos de los que se alimentan la mayoría de las especies.

Por costumbre cuando llegamos a un punto de pesca primero elegimos el sitio en función de lo cómodos que vayamos a estar y a la accesibilidad para sacar nuestras piezas, aunque normalmente esta zona es la más frecuentada por pescadores, con el consiguiente recelo por parte de los peces, por lo que es conveniente primero elegir una zona que reúna las características para ser un punto caliente, y luego mirar de acomodarnos lo mejor posible.

Posteriormente veremos que el equipo que utilizamos por su simpleza no requiere de mucho espacio, por lo que en cualquier sitio estaremos cómodos.

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¿Cómo vamos a saber leer desde la superficie del agua?

Si entre las piedras percibimos un cambio de color del agua, sabremos que se trata de un agujero que puede tener varios metros de profundidad, esas zonas son las mejores, las piezas más grandes no se mueven por el exterior de la roca, sino que lo hacen por el interior aprovechando los pasillos que existen.

Si apreciamos que en la superficie de la roca hay algas o mejillones.
Para poder apreciar estos detalles es importante antes de planear la salida poder acercarnos un día por la mañana temprano, que es cuando en teoría el agua está más calmada, para poder observar mejor las posibles zonas a elegir.

Espumas y profundidad, conbinación perfecta

Muchas especies se ven atraídas por las algas adheridas a las rocas.

Bueno, ya tenemos más o menos una idea de donde podemos empezar a pescar, pero hay otro factor que condiciona una buena jornada, que es el estado del mar. No esperemos realizar una pescata de buenos peces con las aguas tranquilas, sólo conseguiremos piezas pequeñas, con picadas casi imperceptibles, la transparencia de las aguas es nuestro mayor enemigo, las primeras horas de la mañana no son productivas.

Esperaremos a media mañana que es cuando el mar empieza a agitarse y a romper contra las rocas, produciendo espuma. Este es el momento en que los peces pierden la cautela anterior para ir a comer justo debajo de la espuma los organismos que se desprenden por el ímpetu de las olas, y que de paso sea dicho, esconden nuestra presencia.

Como resumen de lo anteriormente dicho:

  • Observaremos el roquedal con aguas tranquilas.
  • Pescaremos siempre que esté el mar movido, sobre todo cuando se forme espuma.
  • Seremos discretos en nuestros movimientos para no delatarnos.

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El equipo de pesca al completo

Las cañas: Podemos utilizar dos tipos.
– Caña de pesca a la inglesa de 3,80 m., carrete de bobina giratoria con buen freno e hilo del 22 al 25 de buena calidad.
– Caña telescópica sin anillas, de 6 m.

La elección de la caña, para este tipo de pesca, está en función de la distancia en la que localicemos los peces, la mayoría de las veces con la telescópica podemos pescar perfectamente, pero tiene sus inconvenientes, cuando hace viento es complicado manejar el aparejo y dejarlo en el punto exacto. Personalmente prefiero la inglesa, su peso es menor, así como su longitud y a la hora de trabajar un buen pez el carrete es un buen aliado.

Flotadores: Alargados de 1 a 3 grs.
Plomos: Blandos para poder reutilizarlos.
Anzuelos: Ancoretas del 14 al 16, sostienen mejor la masilla.
Bajos: Hilo del 18 de buena calidad.
Esmerillones: De pequeño tamaño, de color negro si es posible.

Los flotadores alargados de 1 a 3 gms. son los que mejores resultados me han dado, la detección de la picada es más fácil, pero hay que prestar mucha atención a la hora del plomeado, no basta con que quede derecha. Si ajustamos mucho con el plomado nos podemos encontrar que el peso de la masilla y el oleaje hagan que nuestra boya se hunda, engañándonos muy a menudo.

Por lo que es preferible dejarla un poco corta de peso para compensar.
Los plomos blandos de los que se utilizan para el Cup van de maravilla. Los podemos utilizar las veces que queramos, con una navaja bien afilada los podemos abrir de nuevo sin problemas.

Los anzuelos. Después de muchas pruebas he llegado a la conclusión de que lo mejor son las ancoretas, sostienen mejor el cebo y tenemos más posibilidades de clavado, la mejor medida es entre el 14 y el 16.

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El bajo de línea.Cortaremos 1,5 m. de hilo de 18, al que ataremos la ancoreta. A 15 cm. de la ancoreta colocaremos el primer plomo, después colocaremos uno cada 10 cm., que será mayor peso que el anterior y así sucesivamente hasta tener el plomeado del flotador. Con este sistema conseguiremos que el cebo caiga de una manera más natural hacia el fondo. Finalmente lo acabamos en una lazada para el emerillón.

Podemos preparar varios bajos, ya que hasta que no se tiene pleno conocimiento de la zona en que pescamos sufriremos algunos enroques, de ahí que la línea madre sea del 22. Así no perderemos el flotador ya que romperá antes el bajo por ser de menor diámetro.

La sacadera. Extensible de 3 m. es ideal, conviene tenerla siempre a mano y ser rápidos a la hora de sacar el pez. Los sargos y salpas tienen una boca provista de pequeños dientes, por lo que el clavado resulta difícil.

Esmerillones. Preferiblemente de color negro, son más discretos porque no producen destellos que alerten a los peces, los podeis pintar con un indeleble.

La masilla

El cebo que vamos a utilizar es la masilla, los ingredientes básicos son el pan, la harina y la pasta de sardinas o anchoas, que podemos encontrar en cualquier establecimiento especializado en pesca de mar.

También podemos prepararnos nosotros mismos la pasta, para ello cogeremos unas cuantas sardinas o anchoas y las dejaremos un día al sol, para que tengan olor y a continuación las trituramos. De todas maneras, por 4 Euros que cuesta un bote de kilo, no vale la pena liarse a preparar material altamente «apestoso». Con un bote de estos tenemos para toda la temporada.

Ingredientes: Pan duro, harina, pasta de sardinas, guantes, cubeta y mazo.

  1. Desmenuzamos el pan y lo introducimos en la cubeta.
  2. Con la ayuda del mazo, machacaremos bien el pan.
  3. Dejamos el pan bien refinado eliminando los restos de corteza.
  4. Seguidamente añadimos el agua en poca cantidad.
  5. Comenzamos a amasar hasta conseguir que sea homogénea y sin grumos.
  6. Extendemos bien la masa en el fondo de la cubeta.
  7. Añadimos la pasta de sardina, un tercio de la masa bastará.
  8. Seguimos amasando hasta que este todo bien mezclado.
  9. Volvemos a extender la masa en el fondo de la cubeta.
  10. Añadimos la harina y mezclamos de nuevo.
  11. Hasta conseguir una masa consistente.

No debe preocuparos hacer mucha cantidad, para conservarla bien, sólo tenéis que meterla en una bolsa de plástico y dejarla en el frigorífico. Cuando vayáis a pescar extraeréis de la bolsa sólo lo que utilicéis, añadiéndole un poquito de harina si la encontráis pegajosa, de esta manera tendréis el cebo a punto siempre que queráis salir un rato.

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Técnicas de pesca

Y llegamos al final; para empezar fijaremos la profundidad a 1,5 metros. Hacemos una bola de masilla de la medida de un garbanzo, que colocaremos en la ancoreta de la siguiente manera: sujetamos la bolita de masilla e insertamos la ancoreta por la parte de las curvaturas de los anzuelos, recubriendo con la masilla hacia el ojal, para darle forma de pera, teniendo cuidado de que no se vean los anzuelos.

El truco está en pescar lo mas cerca posible de la roca, que es donde comen los peces, la detección de la picada puede parecer fácil, pensareis, se hunde la boya y ya está; pues os puedo asegurar que no, para asegurar las picadas lo mejor es dejar que se hunda por lo menos tres veces.

Los peces pequeños son los primeros que acuden al banquete y nos pueden volver locos con sus tirones, tened en cuenta que pescamos muy fino y cualquier toque hunde la boya. Sólo podemos estar seguros del clavado cuando se repite varias veces la picada, de ahí el hecho de añadir la harina a la masa para darle algo de adherencia e impedir que se quede la ancoreta limpia a las primera de cambio.

A medida que pasa el tiempo los peces pequeños entran en el frenesí atrayendo a los grandes, que como he comentado antes, se mantienen por el interior de las rocas y más profundos. Después de pescar unos minutos aumento la profundidad medio metro y sigo pescando más cerca de la roca.

Tener siempre la sacadera a mano, es crucial.

Es en este momento cuando empiezo a pescar piezas más grandes. Curiosamente los pequeños siguen la masilla desde que cae hasta 1,5 m., pero cuando pasa de esta profundidad no la siguen, entrando después los más grandes. La utilización de la sacadera es esencial para poder capturar las piezas. Los sargos, mojarras y salpas tienen bocas provistas de pequeños dientes, por lo que hace difícil clavar con seguridad.

Una vez trabado el pez es importante mantener siempre la tensión del sedal mientras lo trabajamos y acercamos a la sacadera, la mayoría de las veces se soltarán cuando caigan en la sacadera, si intentáis coger la pieza con la mano perderéis muchas piezas.

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Con esta técnica se pueden pescar sargos, salpas, mojarras, obladas, mújoles y bogas. Y como de lo que se trata es de disfrutar, os aseguro que enganchar una pieza de 200 ó 300 grs. con un equipo de estas características es impresionante.

Pescando tan fino y con el freno un poquito suelto vais a tener momentos de buena música (la del carrete).
Y recordad el respeto por las medidas mínimas. Liberad todas aquellas piezas que no vayáis a consumir.

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